BOLETIN OSAR
Año 6 – N° 13

 

II Encuentro Nacional de Seminaristas
«Yo estoy siempre con ustedes hasta el fin de los tiempos»

El cura Brochero, ejemplo de caridad,
ministro de la Eucaristía

Pbro. Dr. Carlos I. Heredia

 

Al inaugurar su ministerio público, Jesús se presenta en la Sinagoga de Nazareth como el go’el1 de Yahvéh, es decir, quien viene a reivindicar los derechos del pobre, la viuda y el huérfano, pero sobre todo, de quien viene a restituir la justicia, los derechos de Dios:

«Jesús volvió a Galilea con el poder el Espíritu y su fama se extendió en toda la región. Enseñaba en las sinagogas y todos lo alababan. Jesús fue a Nazaret, donde se había criado; el sábado entró como de costumbre en la sinagoga y se levantó para hacer la lectura. Le presentaron el libro del profeta Isaías y, abriéndolo, encontró el pasaje donde estaba escrito:

«El Espíritu del Señor está sobre mí, porque me ha consagrado por la unción. El me envió a llevar la Buena Noticia a los pobres, a anunciar la liberación a los cautivos y la vista a los ciegos, a dar la libertad a los oprimidos proclamar un año de gracia del Señor».

Jesús cerró el Libro, lo devolvió al ayudante y se sentó. Todos en la sinagoga tenían los ojos fijos en él. Entonces comenzó a decirles: Hoy se ha cumplido este pasaje de la Escritura que acaban de oír. Todos daban testimonio a favor de él y estaban llenos de admiración por las palabras de gracia que salían de su boca» (Lc. 4, 14-22).

Todo pastor en su ministerio sacerdotal ha de ser go’el de Dios restituyendo los derechos de los hombres y de Dios. Por eso, también los seminaristas, han de prepararse para ese aspecto de su misión, y lo hacemos ante el ejemplo de un hermano mayor, el Cura Brochero:

«… te diré algo de lo más notable que hay en este Departamento: es el cura José Gabriel Brochero. Hombre de baja estatura… frente algo deprimida, boca y orejas bastante notables, nariz gruesa, ojos medio turbios y tiernos, color tostado… creo que es una de las obras que se le escapó al Creador sin darle la segunda mano, pero que por lo mismo lo tomó el Redentor para hacer de él un apóstol, único sin duda ninguna en toda la república por su celo, por su carácter, su modo de ser, su virtud, por los extraños modos de evangelizar.

Bajo la corteza más grotesca con que se pudiera pintar a un sacerdote, ya sea en su traje, ya en su modo de hablar, encierra Brochero un corazón más grande que todo el Departamento de que es digno cura. De carácter alegre y comunicativo, franco como un niño, está siempre dispuesto a servir a todo el mundo, tanto al rico como al pobre, al bueno como al malo. Su mano siempre está abierta cuando se trata de socorrer alguna necesidad… Brochero es pobre pudiendo ser el más rico»2.

1. El Gran Jubileo: los Ejercicios Espirituales de la Iglesia

En la cercanía del Cura Brochero y su obra, tiene nuevos ecos una invitación algo desapercibida que nos hizo Juan Pablo II al acercarse este Año Jubilar:

«Así pues, a la luz de estas perspectivas ascéticas y apostólicas, ¿cómo no desear que las comunidades eclesiales de cada nación sientan la preparación del jubileo como una ocasión de conversión y de verificación de su compromiso pastoral? Ojalá que estos años que nos llevan al 2000 sean para todos un tiempo de escucha de la palabra de Dios y de atención a los hermanos, como un curso prolongado de ejercicios espirituales que hay que vivir en cada diócesis, en cada parroquia, en cada comunidad, en cada asociación, en cada movimiento y en cada familia cristiana»3.

Podemos afirmar que si hay algo que haya caracterizado el estilo de la evangelización brocheriana fueron los Ejercicios Espirituales ignacianos, mediante los cuales plantó las verdades fundamentales de la fe de la Iglesia en la mente y el corazón de sus feligreses. Para el Cura Brochero, los Ejercicios ignacianos eran «baños del alma»4, «escuela de todas las virtudes y muerte de vicios»5:

«… Dios en los Santos Ejercicios me ha enseñado a mí y Ustedes que el hombre debe primero perder su honor, sus bienes o riquezas y su vida misma, antes que perder a Dios o sea su salvación»6.

Por ello, comenzó a llevar a sus feligreses a la Casa de Ejercicios de Córdoba7, y más tarde concibió la idea de hacer en Villa del Tránsito una Casa de Ejercicios8. El R.P. José María Bustamante, Superior de la misión jesuítica de Córdoba, nos ha dejado un testimonio impactante:

«El Señor Brochero, que sabe por experiencia cuán grande es la eficacia de los Santos Ejercicios para comunicar la verdadera luz del Cielo a las inteligencias y hacer que la gracia triunfe de los corazones más rebeldes, no vaciló un instante en adoptar esta arma poderosa para la santificación de los fieles encomendados a su cuidado… Muchos, aunque no tan pobres, pero a pretexto de pobreza u otras razones aparentes, se excusaban de ir a los Santos Ejercicios. El, entonces, les daba cuanto necesitaban y les allanaba todas las demás dificultades, deshaciendo así los ardides del Demonio y triunfando de los corazones más obstinados. Débese notar, además, que a estos sacrificios unía también otros actos heroicos de virtud de una constancia inquebrantable. ?Cuántas veces se le vio de rodillas a los pies de ciertos pecadores, que duros a sus paternales amonestaciones y lágrimas, se resistían a recibir el bien que – en nombre del Santo Cristo que tenía en sus manos- les ofrecía!» .

Uno de los frutos que produjeron los Ejercicios en la vida de su Curato fue la asiduidad con la que sus feligreses concurrían a la recepción de los Sacramentos. Así lo atestigua también el Padre Bustamante:

«… el que anden [los feligreses] cuatro, seis y más leguas9 para confesarse todos los meses o antes, se ha hecho tan común, que se mira ya como el modo ordinario de vivir entre aquellos cristianos»10.

Sin embargo, el fruto más notable e impactante – signo por otra parte del auténtico encuentro con el Señor- fue la profunda reforma de vida de sus fieles11. De tal forma la práctica de los Ejercicios fue un verdadero fermento renovador de la vida cristiana de la zona:

«Además era harto sabido que la gente que concurría a los Santos Ejercicios salían totalmente transformados y reformados en sus costumbres y manera de vivir… la gente solía comentar que la Casa de Ejercicios era un verdadero semillero de conversiones, plenamente comprobado por todos. Jamás se oyó que todas estas conversiones las realizara el Siervo de Dios buscando gloria humana o otro fines de halagar su vanidad, sólo le interesaba la mayor gloria de Dios, como solía repetir con frecuencia»12.

2. Brochero y la caridad

a. Las obras de misericordia

El Cura Brochero hizo de las obras de misericordia el eje de su vida. Para aconsejar, consolar, perdonar y confortar, promovió los Ejercicios Espirituales cuya bondad se difundió tanto entre los serranos que fue necesario construir la Casa de Ejercicios del Tránsito (1875-1878). Para instruir al que no sabe, hizo el Colegio Tránsito de María que confió a las Hermanas Esclavas del Corazón de Jesús en 1880, y siempre que fue necesario solicitó ante los poderes públicos maestros y útiles para las escuelas estatales de la zona.

Pero también las obras de misericordia corporales ocupaban gran parte de su tiempo sacerdotal. Se conocen infinidad de anécdotas que lo muestran solícito para con los enfermos y moribundos, arriesgando su vida en tormentas y precipicios, hasta el extremo de contagiarse de lepra. Tres días después de su fallecimiento, un diario escribe al respecto:

«Es sabido que el Cura Brochero contrajo la enfermedad que lo ha llevado a la tumba, porque visitaba largo y hasta abrazaba a un leproso abandonado por ahí.

Un feligrés que, como todos, consideraba de inapreciable valor la vida del Cura, se atrevió a decirle un día:

– Señor Cura: no se exponga tanto a enfermarse; mire que más vale su vida que la de ese hombre. Ya lo ha confesado, déjelo que muera en paz.

– ¡Caray que habías sido bárbaro! ¡Si la lepra no vale nada! Si Dios quiere, ni el Diablo me ha de contagiar. La lepra hedionda es la de adentro; y esa no se pega; esa se lava con la caridad.

– Pero exponerse, sin necesidad, refregándose con el leproso…

– ¡Dejate de zonceras! ¿No mandas vos tus hijas al baile a que se refrieguen con esos calaveritas que vienen de la ciudad? ¡Eso es peor que la lepra!»13

Todo esto surgió en un corazón sacerdotal cercano de cuanta necesidad padeciesen sus feligreses. Con ocasión de haber estado en Córdoba para realizar sus ejercicios espirituales anuales, La Libertad escribe:

«Hoy partió con destino a San Alberto, el canónigo José Gabriel Brochero, cura de aquellas regiones.

Regresa después de una semana de ausencia, en su infatigable mula saina pangaré, acostumbrada a esta clase de peripecias a que la somete su amo en largas peregrinaciones piadosas.

El anciano cura, providencia de los lugares serranos que visita, salió esta tarde con intención de trepar la sierra y amanecer en el Tránsito; que para esto y para socorrer al pobrerío no hay quien le ponga el pie adelante.

San Alberto tendrá desde mañana a su virtuoso y amado sacerdote»14.

Fue así que, anticipándose a los enunciados del magisterio contemporáneo, supo sacar del Evangelio las consecuencias promocionales del hombre, sin escindir jamás evangelización de promoción humana. Construyó varios caminos y acequias, consiguió del gobierno la instalación de mensajerías, correos y telégrafos, y promovió la construcción del ramal ferroviario que uniera Soto con Villa Dolores, para facilitar el progreso del oeste cordobés, rico en materias primas pero abandonado de las obras viales.

Desde Latinoamérica, la Iglesia ha subrayado como aspecto esencial de la evangelización la opción preferencial por los pobres. El Cura Brochero es modelo de ella, pero en una concepción integral que incluye toda necesidad y dolencia. Por eso tampoco olvidó otra obra de misericordia: visitar al encarcelado, preocuparse del perseguido.

Es ya célebre su preocupación por integrar a Santos Guayama en la sociedad, signo de lo cual era hacerlo hacer los Ejercicios. Conocemos los pormenores de la primera entrevista en Mascasín (en el límite sur entre La Rioja y San Juan), y de la entrañable relación entablada desde entonces.

Al pasar los años, el Cura Brochero escribirá en la Casa de Ejercicios no sin un dejo de tristeza:

«De Guayama se decía que era muy malo pero para mí era un manso cordero y muy buen amigo… debía estrenar la Casa de Ejercicios junto con los amigos que tenía en el gran desierto, comprendido entre San Luis, Mendoza, San Juan y La Rioja»15.

Pero no faltaron ocasiones para que el Cura Brochero interpusiera su mediación en favor de algún arrestado, como por ejemplo, durante la visita pastoral del Obispo Fray Juan Capistrano Tissera ofm a los Curatos del oeste cordobés en el invierno de 1886. Acompañándolo en la visita del Curato de Pocho (hoy Salsacate), el Siervo de Dios escribe a su incondicional amigo Miguel Juárez Celman, entonces Senador Nacional por Córdoba y candidato a Presidente de la República, lo siguiente:

«Querido Miguel: ya sabes que no pensaba hablarte, ni menos escribirte en este tiempo, porque todo el mundo me estima como el Beduino más Beduino que hay en la República Argentina; pero el Señor Obispo me ha hecho salir de mis casillas, y me ha estrechado tanto, que quebranto con gusto mis propósitos, como lo ves, al leer ésta.

El Señor Obispo ha pretendido, y lo ha conseguido, que yo sea el gato con cuya mano él saque el huevo del rescoldo. Y vamos a la aplicación. Me amenaza con separarme de su honrosísima misión, si no consigo de ti, que en el acto de leer tu ésta, pongas en libertad a Don Medardo Murúa, que está arrestado en la Policía de Esa.

Para fulminar el Señor Obispo contra mi una pena tan infamante, le ha movido la compasión, que le causa el afán y buena voluntad con que la digna Señorita del mencionado Murúa, le ha prodigado, le prodiga y le prodigará en ésta, su permanencia en Salsacate»16.

b. Ejercicios espirituales en la Penitenciaría de Córdoba

Designado canónigo efectivo de la Catedral, el Cura Brochero se trasladó a Córdoba, tomando posesión de la canonjía el 12.8.189817. Hasta mediados de 1902, en que regresará nuevamente como párroco del Curato del Tránsito de San Alberto, las obligaciones corales le permiten predicar Ejercicios en Santa Rosa, en los ingenios azucareros de Tucumán, y dar misiones en varios lugares. Pero su lugar preferido fue la recién estrenada Penitenciaría del actual B? San Martín, organismo que entonces carecía de capellán estable18. El Siervo de Dios periódicamente visitaba los encarcelados, llevándoles el consuelo de los sacramentos19 y la ayuda material que necesitaban20.

Al finalizar el siglo, con ocasión del Año Santo y del homenaje que, por iniciativa del Papa, todo el mundo tributaría a Cristo Redentor, el Cura Brochero predicó los ejercicios en la Cárcel. Un diario de la época lo relata en los siguientes términos:

«El distinguido sacerdote, señor canónigo Gabriel Brochero, con celo verdaderamente apostólico está dando actualmente ejercicios espirituales a todos los presos de la Penitenciaría, tanto penados como encausados.

El canónigo Brochero les pronuncia cuatro pláticas y les oficia la misa diariamente.

Además, varios religiosos asisten todos los días a la Penitenciaría para dar instrucciones de catecismo.

El domingo próximo tendrá lugar la comunión de los presos debiendo después repartírseles por varias Sociedades de Beneficencia ropas y demás prendas de vestir»21.

A la clausura de los Ejercicios se le dio toda la importancia que tenía:

«En la capilla de la Penitenciaría tuvo lugar anteayer la ceremonia religiosa que anunciamos con anterioridad y con la cual se daba por terminada la misión espiritual que varios sacerdotes dominicos y el canónigo señor Brochero venían celebrando.

La fiesta ha resultado interesante al par que imponente por el número de ejercitantes que ha acudido a recibir la Sagrada Hostia.

Más de 200 presos han tomado parte en la ceremonia, y la actitud respetuosa con que se han presentado a la Sagrada Mesa demuestra el éxito alcanzado por los misioneros…

El R.P. Zurita acompañó los oficios de la misa cantando con voz muy suave y dulce las distintas partituras, que ejecutaban en varios violines conocidos aficionados, mientras él personalmente tocaba el órgano con toda maestría.

Una comisión de damas de la Tercera Orden Dominica acudió a la Penitenciaría conduciendo diversos objetos para obsequiar a los detenidos»22.

c. El indulto de los presos al final del siglo

El Cura Brochero, atento a que el Año Santo según su inspiración bíblica, habría de ser también un año de gracia y de liberación, propició que las Conferencias Vicentinas solicitaran al Poder Ejecutivo de Córdoba «la libertad de los procesados que hayan cumplido las dos terceras partes de su condena, para el 1° de año nuevo»23.

Inmediatamente se suscitó una cuestión entre quienes sostenían que no era una gracia sino una petición de justicia, por lo que competía al Poder Judicial conceder el indulto solicitado24. El artículo fue ocasión para que el Siervo de Dios escribiera una carta a los presos, llena de afecto paternal y confianza en la providencia de Dios:

Ballesteros, 22 de diciembre del 1900 – A mis queridos hijos espirituales, los presos de la Penitenciaría: – Mis queridos: deseo que esta los encuentre con salud, con paciencia y con esperanza de conseguir alguna gracia por los tres acontecimientos del año entrante.

Ya les hice decir por mensaje, y luego les repetí por carta, que las Damas de Córdoba y el presidente de San Vicente de Paul hicieron por Uds. petición de gracia ante el Gno., y que el carro se encajó hasta las mazas, esto es, que muchas personas de valer de Córdoba hacían resistencia a la solicitud, que se hizo por Udes. (no entran en los resistentes ni el Gobernador, ni sus Ministros). Es preciso, pues, que Udes. se den todas las noches (hasta el 1° de Enero) una soba en las carnes limpias, para que se verifique aquel adagio A Dios rogando y con el palo dando, y puedan obtener la gracia de que se les rebajen dos años en sus condenas, y se les ponga término, a los que no la tengan: y puedan así salir de la cárcel una docena de 110 penados que son Udes. entre hombres y mujeres. Una docena de presos, que pueden ser agraciados en el 1° de Enero, es lo que asusta y escandaliza a ciertas personas de la sociedad de Córdoba, y no se escandalizan que más de 10 docenas de presos no se les ha concluido el sumario entre los tres meses que manda la ley! Si se consigue la gracia, pedida para Udes. se verá que el número de los agraciados es insignificante con relación al número de presos»25.

La polémica se agudizó luego de la visita del Poder Judicial a las cárceles, dado que la Vista fiscal, aprobada por el Superior Tribunal de Justicia de Córdoba, negaba la potestad de indultar que el art. 117 inc. 5° de la Constitución provincial otorgaba al Poder Ejecutivo26. La publicación del texto fue ocasión para que el Cura Brochero incursionara una vez más como periodista, escribiendo un extenso artículo que comenta puntualmente el texto del fiscal27. Una aclaración, le permitirá manifestar la intención de sus escritos:

«Hemos expuesto con sencillez nuestras opiniones y declaramos que lo hacemos sin el propósito de ofender a nadie, deseando sólo el imperio de la verdad e impulsados por la conmiseración que despiertan esos seres desgraciados que viven hacinados en la Cárcel de Detenidos y en la Penitenciaría.

Por lo demás, es bueno que los hombres de ley y los constitucionalistas estudien el punto para saber en cual de los tres Poderes reside la facultad de indultar delitos comunes y hasta donde se extiende ella, a fin de que no quede como principio lo sostenido por una vista fiscal que pretende despojar al poder legislativo (a mi entender) y, en su defecto, al sumo administrador, de una de las más grandes prerrogativas acordadas por nuestra carta fundamental: el perdonar delitos comunes»28.

Si bien la polémica impidió tomar una decisión generosa, el Gobierno indultó a dos presidiarios, quienes – acompañados por los vicentinos – participaron el último día del año en la Misa nocturna de acción de gracias celebrada en la Catedral, fueron agasajados con una cena y recibieron dinero para regresar a sus hogares29.

Empeñado en una verdadera campaña en favor de los presos, como dice un diario de la época, el Cura Brochero publicó sendos telegramas de felicitación al Gobernador de Santiago del Estero y al Presidente de la República, Julio A. Roca, quienes habían usado la facultad de indultar30.

A poco de comenzar el año, la ciudad se vio conmocionada por la noticia de una sublevación en la Penitenciaría. Un periódico anticlerical ironizaba diciendo: «Sólo falta que nuestro gobierno siga las indicaciones de Brochero e indulte a todos los presos de la cárcel»31. Pero una pormenorizada investigación descubrió que todo había sido fraguado para eliminar algunos empleados y funcionarios de la Penitenciaría32, y la pública defensa del Siervo de Dios no se hizo esperar:

«… ¿Pero qué de extrañarse de todo esto? ¿No se ha colocado mañosamente al bondadoso canónigo Brochero como conspirador agazapado? – ¡Él sacerdote Brochero conspirador! ¿Él, sindicado de tal por la ineptitud intrigante! ¿Por qué? Porque apersonándose a las asociaciones de caridad de ambos sexos les rogó que solicitaran gracia para los presos, aprovechando las fiestas religiosas y el fin de siglo. Porque predicó en la Penitenciaría con palabras de amor, de consuelo y de esperanza a los soldados guardianes y a los presos.

El pensamiento de pedir gracia en la época antedicha, es exclusivamente de los recluidos; y hace más de dos años que lo manifestaban como una inmensa esperanza. Nos consta. El alcalde Galíndez nos enseñó en 1898 algunos pabellones de aquel hermoso y amplio establecimiento; y fue entonces que algunos presos nos preguntaron si les haría gracia el señor gobernador de la provincia, a fin de siglo. Respondimos que era probable. Y no erramos: el señor gobernador agració a dos.

El Señor Brochero no ha sido, pues el autor de aquella idea; no ha hecho más que patrocinarla, obedeciendo a los conocidos impulsos de su noble corazón»33.

El Siervo de Dios con caridad y nobleza también se refirió al hecho:

«Señor Director de LOS PRINCIPIOS: – Tenga la amabilidad de poner en su ilustrado diario esas líneas que tienen por objeto destruir ciertas hablillas, que dicen hay en contra de las pláticas o Ejercicios que se dan felizmente en nuestra cárceles:

Con motivo de lo que ha sucedido el 16 en la Penitenciaría, como en broma o de veras me han dicho varios amigos: 1° ahí tiene el resultado de sus pláticas en la Penitenciaría, y 2° quizá los empleados de allí no lo dejen entrar más en ese establecimiento; pero yo en el mismo tono y también como en chanza [= broma] les decía: la intentona de evasión, si la ha habido, no puede resultar de unas pláticas y de unas leyendas [= lecturas] que sólo tienen por objeto instruir a los ignorantes, o recordar a los instruidos, los deberes que tienen para con Dios, para consigo mismos y para con sus prójimos…

No puedo creer que los empleados de la Penitenciaría se opongan a los ejercicios, ni por alteración del orden, ni por motivo de seguridad, porque las distribuciones se hacen, cuando los presos no tienen ninguna ordenanza o distribución. Tampoco se pueden oponer por motivo de seguridad, porque antes de ir a cada distribución se les pone bajo de dos rejas de fierro, siendo que toda la vida están bajo de una sola.

Señor Director, aunque lo que se me haya dicho, haya sido broma, lo que digo es la verdad y sin broma»34.

De hecho, el Cura Brochero continuó su apostolado carcelario mientras estuvo en Córdoba35.

3. Brochero y la Eucaristía

El Siervo de Dios no escatimó sacrificio alguno para llevar el auxilio espiritual a los moribundos, especialmente la Comunión y el Viático, aún corriendo el riesgo de perder la vida, como lo atestigua la siguiente anécdota:

«Se lo había contemplado desde un alto aun por el joven cordobés Moisés Echenique. Vio que, en llegando a la orilla, se apeaba de la mula y quitándose la sotana, envolvía con ella la cabeza del animal para que no le entrara el agua en las orejas y se desorientara. Acomodaba el bolsito del Santísimo sobre la mula con otras cosas. Asido, entonces, con una mano de la cola, y con la otra la guiaba con el rebenque adentro del agua. Flotaba la mula, y arrastrando detrás, no sin tumbos, seguía incitando al animal con el azotillo, hasta ganar la orilla. Así mojado, se vistió otra vez de la sotana, se colgó al cuello el bolsito y, subido en la mula, se alejó. Al volver muy de tarde lo atajamos en lo de Doña Anastasia [Fabre de Merlo]. Sin bajarse del animal, dijo con sencillez y naturalidad: ?qué se admiran de eso! Es mi deber. Había concertado con la viejita Francisca que iría hoy a llevarle la Comunión, y no quise privarla de ese consuelo. Son palabras de este apóstol»36.

El amor a Cristo, entregado por nuestra salvación, llevó al Siervo de Dios a que la Misa diaria fuera el centro de toda su vida y su tarea de apóstol. Aún viajando a los lugares más inhóspitos y en las circunstancias más difíciles, llevaba todos los elementos para la celebración de la Eucaristía37.

Ya leproso, para radicarse en Villa del Tránsito, cuando ya no podrá celebrar públicamente la Misa en la parroquia, escribirá a su hermana: «Para ir yo a tu casa necesito… que las Esclavas me prestasen todos los elementos para decir Misa en mi pieza»38. Y cuando la lepra lo redujo a la ceguera total, celebraba con todo amor y de memoria la Misa votiva de la Santísima Virgen en su pieza:

«La Misa la digo de memoria y es aquella de la Virgen cuyo Evangelio es extollens quaedam mulier de turba… Para partir la Hostia consagrada y para poner en medio del corporal la hijuela cuadrada, llamo al ayudante para que me indique que la Forma la he tomado bien para que se parta por donde la he señalado, y que la hijuela cuadrada está en el centro del corporal para poderlo doblar. Me cuesta mucho incarme [= arrodillarme] y muchísimo más el levantarme, a pesar de [tomarme de la] mesa del altar»39.

Y porque la Misa es lo más importante que puede hacer un sacerdote en servicio a los hermanos, su última carta dice:

«Pídole les avise que – en gratitud del óbolo – el 23 del corriente les celebraré una Misa, y que – en el Memento de los vivos- rogaré por la felicidad temporal de cada donante y los que les pertenecen por sangre y afinidad, y que – en el Memento de los muertos- rogaré por sus antepasados, afines y consanguíneos»40.

Su entrega sacerdotal tenía por centro y fuente el misterio Eucarístico, no sólo como aspecto piadoso de la vida cristiana, sino en su fundamento teológico, como lo dejó plasmado en su Plática sobre la última Cena de Jesús:

«No importa al amor de Dios que sus propios parientes, como lo eran los habitantes de Belén, lo arrojen de su seno en su nacimiento, y que su propios compatricios, como eran los de Jerusalén, le nieguen los oficios de la hospitalidad. No importa que el odio de sus émulos le preparen negros complots, le asechen sus pasos y resuelvan cebarse en él como en su víctima. No importa todo esto, porque entonces, porque justamente entonces, es cuando su amor se acrece, se avigoriza, se agiganta, se rebalsa por todas partes y se revienta, si puedo expresarme así, y hace entonces un milagro de amor que puso en admiración y espanto a los mismos ángeles. Y este milagro fue instituir el sacramento de la Eucaristía. Porque la Hostia consagrada es un milagro de amor, es un prodigio de amor, es una maravilla de amor, es un complemento de amor, y es la prueba mas acabada de su amor infinito hacia mí, hacia Ustedes, hacia el hombre…

He ahí la prueba infinita del infinito amor hacia el hombre. Darse a sí mismo!, identificarse con el hombre!, hacerse una sola cosa con el hombre!, unirse para siempre con el hombre, como se unen dos trozos de cera cuando ambos se derriten al fuego, o como se identifican y confunden dos pedazos de metal cuando se funden en el horno. Así dicen los Santos Padres, cuando quieren explicar la unión íntima que hay entre Jesucristo y el que recibe dignamente la Hostia consagrada. Y el mismo Jesucristo significó y garantizó la unión íntima que hay entre él y el que comulga dignamente cuando dijo: el que come mi carne y bebe mi sangre, él está en mí y yo en él (Jn 6, 56), y nos hacemos una misma cosa.

Luego, la institución del Santísimo Sacramento diviniza al hombre porque le comunica todas las propiedades divinas, todas las propiedades de Dios. Luego, es cierto que el que recibe la Hostia consagrada se une, se confunde, y se asemeja tanto a Jesucristo que puede decir: ya no vivo yo, sino Cristo en mí (Gal 2, 20)».

Este milagro de amor es puesto cotidianamente en manos de los sacerdotes para servicio de los hermanos. Pidamos con la oración que hiciera el Cura Brochero ser fieles al Señor:

Oh María, Madre nuestra!
Alcánzanos la gracia de reconocer los tesoros y riquezas
que tu Hijo nos dejó en ese Sacramento de amor.
Alcánzanos las fuerzas necesarias
para llegar a él con mucha frecuencia
a enriquecernos con sus virtudes.
Séanos, Madre nuestra,
muy doloroso el apartarnos de este Sacramento,
como es doloroso al niño el separarse de los pechos de la madre que lo alimenta con su propia sangre.
Porque desde hoy queremos amar a tu Hijo
para volverle amor por amor.
Si tú nos ayudas, Madre nuestra,
no nos ha de costar el amor a tu Hijo
que tanto nos amó y es tan digno de ser amado.
Si amamos a los autores de nuestros días,
a nuestros hermanos, a nuestros parientes,
a nuestros amigos y a nuestros bienhechores,
?cómo no amaremos a nuestro Salvador divino,
[más] que nuestro buen padre, nuestro hermano querido,
nuestro amigo fiel, y nuestro bienhechor temporal y eterno?
Y vos, dulcísimo Salvador:
hacénos conocer la grandeza del don que nos dejaste en la Hostia consagrada,
y el infinito amor que nos manifestaste en ella,
para recibirte con frecuencia en ella y unirnos contigo,
a fin de participar de vuestra misma vida,
de vuestra misma divinidad y de vuestra misma gloria.

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Notas:

1.- «Este nombre se deriva del verbo ga’al, de etimología incierta. Este verbo se utiliza siempre para referirse a la liberación de la esclavitud o de otra situación miserable. El ?go’el? es el tío, primo u otro pariente cercano al que se le impone la obligación de defender los derechos que sus familiares han perdido por la miseria, por lo que tendrá a su cargo el pago por la liberación del esclavo (Lev 25, 48-49), o el rescate del campo vendido por necesidad (Lev 25,25). También tiene la responsabilidad de vengar al miembro de su familia que haya sido asesinado (Num 35, 19.21; Deut 19,6.12), y de suscitar descendencia al hermano que haya muerto sin herederos (Rt 2,20)» (RIVAS L.H. La tradición del jubileo en la Sagrada Escritura Comisión de Fe y Cultura, Conferencia Episcopal Argentina (Buenos Aires 1996) 17). El autor señala que Yahvéh es el ?go’el? de Israel (Ex 6.6; Prov 12, 11-12a; Sal 72, 12-14), preparando la afirmación de Jesús como ?redentor? del mundo. regresar

2.- Carta del Pbro. Bartolomé Ayrolo al Pbro. Antonio Rossi, 3.2.1897: La Lectura (Quilmes) n.72 (1897) 3 regresar

3.- JUAN PABLO II Discurso al Comité central y a los delegados de las iglesias particulares para la preparación del Gran Jubileo 16.2.96: OR 28 (1996) 94 regresar

4.- El Cura Brochero: Los Principios (Córdoba) 16 octubre 1902, 1 regresar

5.- Tránsito: Los Principios (Córdoba) 17 marzo 1910, 2 regresar

6.- Carta del SD a ?mis queridos?, ?.10.1912 regresar

7.- Cf. Ejercitantes: El Eco de Córdoba 27 agosto 1874, 3; José Gabriel Brochero: El Interior (Córdoba) 29 marzo 1883, 1 regresar

8.- Cf. Una Casa de Ejercicios: El Eco de Córdoba 17 setiembre 1875, 3 regresar

9.- Aproximadamente 20 y 30 kilómetros respectivamente. regresar

10.- Carta del Superior de la Residencia de Córdoba al Superior de la Misión argentino-chilena, 24.7.1881 regresar

11.- Cf. Una Casa de Ejercicios: El Eco de Córdoba 17 setiembre 1875, 3; Esclavas del Corazón de Jesús: El Eco de Córdoba 1 diciembre 1875, 2; Noticias de la campaña: La Carcajada (Córdoba) 10 setiembre 1876, 4; Baños de Mina Clavero: El Progreso (Córdoba) 8 febrero 1877, 2; José Gabriel Brochero: El Interior Córdoba 29 marzo 1883, 1; Tránsito. Notable Colegio de las Esclavas del Corazón de Jesús. Su fundación. Historia como hay pocas. La Casa de Ejercicios: Los Principios (Córdoba) 23 mayo 1896, 1 regresar

12.- Summarium: Zoraida Recalde de Recalde, 167 regresar

13.- Anécdotas del Cura Brochero: Los Principios (Córdoba) 29 enero 1914, 3. Otra versión es recogida tiempo más tarde de labios de una sobrina del Siervo de Dios por el incansable misionero jesuita de Traslasierra y primer biógrafo contemporáneo del Cura Brochero: AZNAR A. En el cincuentenario de la muerte del Cura Brochero 26-I-1914 * 26-I-1964: La Voz del Interior (Córdoba) 26 enero 1964, 10. regresar

14.- El presbítero Brochero: La Libertad (Córdoba) 28 octubre 1902, 2 regresar

15.- Archivo Museo Brocheriano. Declaración del SD de los benefactores del Colegio y Casa de Ejercicios del Tránsito regresar

16.- Carta del SD a Miguel Juárez Celman, 18.4.1886. La posdata muestra la cercanía entre el Obispo y el Cura Brochero: «Al enseñarle ésta al Señor Obispo para que viera la cultura de mi estilo, me dijo que le faltaba una cosa, y era los recuerdos de su parte». Quizás sea un pedido similar el relativo a Alejos Romero (cf. Carta del SD a Miguel Juárez Celman, 3.8.1882). regresar

17.- Cf. Archivo Cabildo Eclesiástico (Cba.). Libro de actas T. VIII f. 355. El SD había sido nombrado canónigo honorario de la Catedral de Córdoba por Decreto del Pte. Julio A. Roca fechado el 3.9.1881 (cf. Registro Nacional de la República Argentina Penitenciaría Nacional (Buenos Aires 1896) T. 8 (1878-1881) 519; Archivo Cabildo Eclesiástico (Cba.). Legajo 134 f. 24; AAC. Libro de notas 1876-1892 f. 231). regresar

18.- Un sacerdote anónimo, solicita que el Gobierno de Córdoba, de acuerdo con el Obispo diocesano, nombre un capellán permanente para la atención de la Penitenciaría (cf. Un capellán en la Penitenciaría: Los Principios (Córdoba) 11 noviembre 1900, 2). regresar

19.- Escribe a Zoraida Viera de Recalde el 23.1.1900: «ayer recién acabé con mi tarea de confesar los presos de la Penitenciaría… y yo lo más del día [lo] pasaba en la Penitenciaría». regresar

20.- Los periódicos de Córdoba publican una carta del SD fechada el 17.2.1901 que dice: «Si pudiese y quisiese poner en su acreditado diario la lista de ropa, que hoy he entregado a los penados más pobres de la Penitenciaría, le agradecería mucho, porque deseo sea honrado en los 3 periódicos (diarios quiere decir el canónigo), el señor Horacio Carreras, quien me cumplió su promesa de darme ropa para los presos pobres… Yo no le puedo explicar el contento de los infelices presos al verme, aunque estaban ellos tras la reja» (El Canónigo Brochero. Cumpliendo las obras de misericordia: La Libertad (Córdoba) 20 febrero 1901, 1; con pocas variaciones también en Del canónigo Brochero: Los Principios (Córdoba) 23 febrero 1901, 1). regresar

21.- En la cárcel Penitenciaría. Ejercicios espirituales: Los Principios (Córdoba) 14 noviembre 1900, 1; cf. Ejercicios espirituales en la Penitenciaría: La Libertad (Córdoba) 14 noviembre 1900, 2 regresar

22.- Ceremonia interesante: La Libertad (Córdoba) 20 noviembre 1900, 1. Parte de la lista de donantes y donativos había sido anticipada en En la Penitenciaría: La Patria (Córdoba) 20 noviembre 1900, 2. regresar

23.- La visita de cárceles: Los Principios (Córdoba) 15 diciembre 1900, 1. Poco después se precisa que el indulto ha sido solicitado en los siguientes términos: «a los condenados por tiempo indeterminado que se les fije un término para su pena, y a los demás que se les disminuyan dos años en sus respectivas condenas» (Pidiendo indulto: Los Principios (Córdoba) 20 diciembre 1900, 1). regresar

24.- Cf. Petición de gracia (Colaboración): Los Principios (Córdoba) 21 diciembre 1900, 1 regresar

25.- Del señor Brochero. Carta a los presos: Los Principios (Córdoba) 25 diciembre 1900, 2. La carta fue respondida con agradecimiento por ?los penados? el 7.1.1901 (cf. Una carta al canónigo Brochero (de los presos): La Libertad (Córdoba) 8 enero 1901, 1). regresar

26.- Cf. La visita de Cárceles. Resolución del Superior Tribunal. Aprobación de la vista fiscal: Los Principios (Córdoba) 30 diciembre 1900, 1-2 regresar

27.- Cf. Observación a la vista fiscal del Dr. César con motivo de la última visita de cárceles: Los Principios (Córdoba) 6 enero 1901, 2 regresar

28.- Fe de erratas: Los Principios (Córdoba) 9 enero 1901, 2. El mismo día, el Gobernador Donaciano del Campillo presentó formalmente su queja por la Vista fiscal aprobada por el Superior Tribunal de Córdoba (cf. El P.E. y el S. Tribunal: Los Principios (Córdoba) 10 enero 1901, 1). El Cura Brochero tomó nuevamente la pluma para felicitar al Poder Ejecutivo por la prudencia manifestada en la circunstancia (cf. Del Canónigo Brochero: Los Principios (Córdoba) 12 enero 1901, 2). regresar

29.- Cf. Indulto a los presos. La caridad en acción: Los Principios (Córdoba) 1 enero 1901, 2 regresar

30.- Cf. Del Señor Canónigo Brochero. Bregando por los presos: Los Principios (Córdoba) 3 enero 1901, 1; Del canónigo Brochero: Los Principios (Córdoba) 8 enero 1901, 2 regresar

31.- En la Penitenciaría. Sublevación frustrada. Todos los detalles: La Patria (Córdoba) 16 enero 1901, 1. Pocos días después del indulto concedido, se mal informaba que los indultados habían reincidido y estaban nuevamente detenidos (cf. Volviendo a las andadas: Los Principios (Córdoba) 3 enero 1901, 2), razón por la cual el Siervo de Dios solicitó se aclarara el error (cf. Aclaración: Los Principios (Córdoba) 5 enero 1901, 1). regresar

32.- Cf. Los misterios de la Penitenciaría: La Libertad (Córdoba) I: 28 enero 1901, 1; II: 29 enero 1901, 1; III: 30 enero 1901, 1 regresar

33.- Los misterios de la Penitenciaría: La Libertad (Córdoba) IV: 31 enero 1901, 1. Un lector agregaba en una solicitada: «… ?Cuando pienso que se trataba nada menos que de envolver en malísimos intríngulis a ese santo varón del canónigo Brochero que sería capaz de dejarse pasar por las armas del severo mayor Tabares, antes de cometer una mala acción… un bendito de Dios, que tiene el grandísimo defecto de ser demasiado confiado, hasta creer amigos aún a los que evidentemente le son enemigos… cuando pienso todo eso, digo… ?vaya hombre, vaya, es el colmo!» (Los misterios de la Penitenciaría. Carta de un suscritor: La Libertad (Córdoba) 6 febrero 1901, 1). regresar

34.- Contestando bromas: Los Principios (Córdoba) 26 enero 1901, 2 regresar

35.- El 20.2.1902, escribe a Zoraida Viera de Recalde: «recibí su carta en volviendo de la Penitenciaría». regresar

36.- AZNAR A. El Cura Brochero y la Eucaristía Fenix (Córdoba 1960) 14 regresar

37.- Tenía licencia de altar portátil para celebrar la Misa en las casas de familia: AAC. Libro de facultades ministeriales 1856-1932 f. 98: 2.3.1877; Archivo del Arzobispado de San Juan de Cuyo. Libro de licencias y facultades que concede S.S. Ilma. el Rmo. Obispo Diocesano de Cuyo ?N? 1 f. 25: 24.9.1877; AAC. Libro de facultades ministeriales 1856-1932 f. 147-148: 26.4.1881; Carta del SD al Obispo Zenón Bustos, 10.6.1905; Testamento del SD, cláusula 2? y 5?. regresar

38.- Carta del SD a Aurora Brochero de Aguirre, 13.11.1911 regresar

39.- Carta del SD al Obispo de Santiago del Estero, Juan Martín Yániz, 28.10.1913 regresar

40.- Carta del SD a Nicolás Castellano, 2.11.1913. Años antes escribe: «Agradézcole el aviso de la muerte de los amigos, porque por él los he encomendado -y los encomien[do]- en el Sacrificio de la Misa, como amigos que están en la eternidad» (Carta del SD a Pedro Miranda, 6.11.1910). regresar