BOLETIN OSAR
Año 5 – N° 11

 

El capítulo IV de las LPNE:
Una visión diez años después
V Encuentro de Teología Pastoral

Pbro. Miguel Ángel Nadur Dalla

 

El nuevo contexto eclesial

Como gustaba decir a Guardini, «en el presente siglo una década tiene tantos cambios, como en los siglos anteriores tenían los siglos». Revisemos al menos algunas de las variables que han sido muy tenidas en cuenta en la elaboración del documento.

El Secularismo (n.12): Ha crecido en la década. Se observa una tendencia de creciente disminución de la práctica sacramental, sobre todo, se están haciendo cada vez más frecuentes los matrimonios que no bautizan a sus hijos, un aumento del divorcio entre fe y vida, junto a otras variables preocupantes. Esto se da principalmente en las grandes ciudades, y luego se transmite al interior del país.

La Justicia demasiado largamente esperada (13). Dejando para los especialistas técnicos el análisis de las estadísticas macroeconómicas, una mirada desinteresada a la realidad, nos muestra que en la década han crecido notoriamente la desocupación, la pobreza y la delincuencia juvenil. Todo indica que esa justicia seguirá siendo largamente esperada.

Crisis moral (37). El preocupante aumento de las uniones libres, separaciones y divorcios, los antivalores que son presentados como modelos de conducta por los Medios, la promiscuidad sexual de los jóvenes y la crisis de la familia, nos permiten inferir que la crisis moral, lejos de menguar, ha ido en aumento.

Sobre este panorama de aumento de las dificultades, veamos ahora qué ha ocurrido con las acciones que el documento en los nros. 47 a 5l señalaba como «acciones a destacar»:1) el Bautismo, como nuevo nacimiento (ámbito de la Pastoral Bautismal), 2) la Formación Permanente (ámbito de la Catequesis) y 3) la Opción Preferencial por los Pobres, Débiles y Enfermos (ámbito de la Pastoral Social).

1.- El Bautismo: nuevo nacimiento (n. 48-50)

El bautismo incorpora a Cristo, y por Cristo a la Iglesia y confiere a quienes lo reciben, la categoría de ser Hijos de Dios. El documento resalta el carácter festivo que el bautismo tiene en sí mismo para las familias, y exhorta a que el rito de celebración esté en esa línea, a que la misma celebración sea motivo de acogida cordial, y a que la preparación presacramental sea revisada en orden a que padres y padrinos la reciban como camino atrayente para renovar el propio compromiso bautismal. Por último, también exhorta a que los ya bautizados puedan actualizar constantemente, la memoria del propio bautismo. El tiempo de cuaresma, en que antiguamente se preparaban los catecúmenos, es propuesto como momento privilegiado para esa actualización. En la Vigilia Pascual, en la renovación de las promesas bautismales, se da esa reafirmación de la fe. Y eso realizado todos los años.

Lo antes dicho corresponde al hecho del bautismo, como celebración puntual. Creo que en casi todas las comunidades parroquiales se realiza el esfuerzo por renovar y actualizar la liturgia bautismal, aunque aún se pueda progresar mucho más. En años recientes, se han realizado en Argentina dos encuentros nacionales de Pastoral Bautismal Una experiencia de pastoral bautismal realizada en la Diócesis de San Nicolás, como «Itinerario Bautismal» contiene elementos de interés, que pueden verse en el Anexo.

Ahora bien, el carácter que imprime este sacramento, hace que la nueva realidad del bautizado permanezca en él para siempre. De esta nueva realidad y dignidad que otorga el bautismo, surge el Sacerdocio Común de los Fieles, y con ello, la necesidad de ir descubriendo a lo largo de la vida sus profundas implicancias. Todo el camino sacramental que continúa al bautismo, significa un crecimiento, renovación y profundización de la gracia bautismal. ¿Tiene suficiente cabida el Sacerdocio Común de los Fieles en nuestras estructuras eclesiales, muchas veces marcadas por el clericalismo, no sólo de los clérigos sino también de los laicos? Es un tema para reflexionar. El crecimiento de las Asociaciones, Instituciones y Movimientos Laicales, enunciado en el n. 45 del documento, es visto allí por los Obispos como «una riqueza inmensa, con que Dios bendice a su Iglesia».

2.- La formación permanente, continua, actualizada y efectiva (n. 51 y 52)

La catequesis de iniciación, que en general reciben la mayoría de los niños en Argentina, es precisamente ello: catequesis de iniciación a la vida cristiana. Queda pendiente el acompañamiento eclesial en las diversas etapas de crecimiento y maduración del hombre, que la psicología evolutiva señala con precisión, a saber: la adolescencia y juventud, la vida matrimonial y sus crisis, la educación y crianza de los hijos, la tercera edad.

Dice el documento Líneas (n. 5l,2) que la formación permanente «tiene como fin lograr que cada bautizado se torne un activo agente evangelizador»

El Directorio Catequístico General, de la Santa Sede (1997), señala a la Catequesis de Adultos como la principal forma de Catequesis. Tal afirmación está ya contenida en la versión de 1971, N° 20 de dicho Directorio; en la Exhortación Postsinodal Catechesi Tradendae de 1979, N° 43; y en el documento del Episcopado Argentino «Juntos para Una Evangelización Permanente» (1988)|, cuya propuesta es el Itinerario Catequístico Permanente, durante toda la vida.

En Argentina se han realizado ya, dos encuentros nacionales de Catequesis de Adultos, con la participación de más de 40 diócesis en cada uno de ellos.

Tiene una especial importancia en este ámbito la Catequesis Familiar, que encara la catequesis de iniciación de los hijos a partir de los propios padres. Esta modalidad catequística, nacida en Chile, se ha exportado ya a Europa. Pienso que será muy positivo, todo lo que pueda hacerse para seguir promocionando la catequesis familiar.

El Documento LPNE (51,3) pide la renovación de la predicación homilética de los Sacerdotes, dada las insistentes expresiones de cambio, surgidas de la Encuesta al Pueblo de Dios. ¿Se ha verificado esa renovación? Al menos yo, no noto cambios sustanciales al respecto.

Otra propuesta es la profundización del acercamiento cotidiano del creyente a la Palabra de Dios (51,8). Creo que en esto se ha avanzado mucho, y se debe seguir avanzando.

Otros medios para la Formación Permanente son: la profundización de la renovación de la liturgia (52,1), la formación de la conciencia moral a través del sacramento de la reconciliación (52,3), el fomento de la vida eucarística (52,5), etc.

Este análisis puede complementarse con el subsidio de la CEA «Senderos pastorales para la Formación Permanente de Agentes evangelizadores» (1993)

3.- La opción preferencial por los pobres, débiles y enfermos (n. 55-59)

Nos dice el documento: «La fe impulsa al bautizado para que sea protagonista de la historia mediante una caridad viva» (55,1). La indigencia de quienes viven en situación de extrema necesidad, requiere una extraordinaria generosidad en el compartir» (56,2). Se debe llegar a una organización de la caridad (Caritas), y a una Pastoral Social que supere el mero asistencialismo, y conduzca a una promoción humana integral (59,1).

Este amor preferencial, a la luz del N° 59,3, se extiende también hacia otros tipos de necesitados: desocupados, ancianos, analfabetos, menores en riesgo, etc.

La credibilidad de la Iglesia Argentina en su accionar de la caridad, es muy buena. Sin embargo, hay que destacar que una parte de la obra que aparece como de Caritas (por ejemplo: comedores escolares y de adultos), en realidad se realizan con subsidios estatales y no sobre la base de la solidaridad de los cristianos.

Acerca de cómo ha sumido la Iglesia este amor preferencial hacia los pobres, débiles y enfermos, creo que se han dado pasos importantes, aunque quede aún mucho por hacerse.

Sobre la acción evangelizadora entre los más pobres, creo que mucho se ha avanzado con la multiplicación de los centros de culto en los barrios, sobre todo en las periferias de las grandes ciudades, multiplicación que es de esperar, siga dándose.

En mi humilde opinión, mas allá de estas tres líneas, debería existir una línea referida a los medios de comunicación social, y a la comunicación social llamados «Nuevos Areópagos» del tercer Milenio. Los recientes Congresos Nacionales de Comunicadores pueden dar más luz sobre la fundamentación de esta propuesta.


 

Trabajo en grupos por temas:

Repensar las LPNE destacando nuevos desafíos (cap. I),
actitudes (cap. III) y acciones pastorales (cap. IV)

1.- Grupo «Desafíos»

Se ven los desafíos a dos niveles:

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Ad extra

2.- Grupo «Actitudes»

3.- Grupo «Acciones»


 

Trabajo en grupos por estados de vida:

Pensar el influjo de las LPNE en la formación pastoral específica
ante el nuevo milenio

1) Primer grupo: Formación de los laicos y las laicas

Se trabajó en dos momentos: a) Evaluación de la incidencia de las LPNE en este ámbito; b) Prospectiva.

  1. Evaluación

    • Las LPNE impulsaron la formación de los laicos, con la aparición de escuelas, grupos, subsidios, etc., pero esto no ha sido suficiente.

    • No se hizo suficiente hincapié en la peculiaridad del laico: la temporalidad, la secularidad, mientras que siguió acentuándose su eclesialidad.

    • La formación sigue estando muy «intelectualizada», y se pierde de vista su carácter integral.

    • Los documentos permanecen un tanto inaccesibles a la mayoría de los laicos, sobre todo por su lenguaje.

    • A partir de las LPNE se ha recuperado la opción por los pobres.

  2. Prospectiva

    • Volver permanentemente a la eclesiología de la Lumen Gentium, para acrecentar la conciencia de ser Pueblo de Dios, sobre todo en el clero y episcopado.

    • Revisar la formación sacerdotal, y formar a los pastores en relación al laicado. Urge promover una formación permanente mediante la reflexión y el trabajo conjunto.

    • Acentuar la temporalidad del laico a través de los centros de formación, pero no perder de vista la importancia que en este sentido tiene la predicación, los santuarios, la liturgia.

    • Insistir en una seria formación interdisciplinaria para una acción pastoral en el ámbito social y político.

    • Promover la formación integral, que incluya no sólo los contenidos, sino también la espiritualidad, los medios para la acción pastoral, la oración y el diálogo fluido con la cultura.

    • Pensar la conveniencia de hacer un Directorio de formación del laicado, para tener algunas líneas o criterios comunes, pero evitando caer en la uniformidad.

    • Impulsar un cambio profundo de mentalidad en la Iglesia: se hace necesario compartir el saber, el poder y el tener entre todos los miembros del Pueblo de Dios.

    • Replantear y revalorizar el papel de la mujer, sobre todo la mujer laica, en las estructuras de participación en la Iglesia, curiosamente más presente en la vida eclesial cotidiana (catequesis, etc.).

    • Asumir que el laico, por su misma vocación especifica, es agente primario de inculturación.

    • Buscar los medios para hacer masivas las LPNE, sin perder efectividad en su difusión y comprensión.

2) Segundo grupo: Formación de los religiosos y las religiosas

3) Tercer grupo: Formación de los sacerdotes seculares